Memorias de una letrada ... un cuarto de siglo

Memorias de una letrada ... un cuarto de siglo

LA NEREIDA Y SUS AÑOS

UN CUARTO DE SIGLO

Sabes un día una Nereida arribó a un cuarto de siglo de existencia, abrió en abanico su visión, sopesó en balanza flotante las gotas de felicidad, los sitios de asombro, las horas de desamparo, el momento de suspensión solitaria, sus marasmos de satisfacción y el ejercicio de su lengua y mente, al final quedó anonadada por la desolación y decidió arriesgarse a la borradura de su paraíso hipócrita e iniciar una vida sin destino, olvidar el hombre que hacía 10 años con convenciones la acompañaba.

Solo se propuso bañarse en horas de azul, allí donde se unen la melancolía y la dicha , para ello necesitaba a alguien que llevara marcada la semblanza de lo inolvidable, por ser diferente, escogió cual cazadora nocturna y pensó que lo encontró. Se iniciaron los paseos solidarios, voltearon al revés los cuerpos inmateriales, la Nereida tenía el cuerno de sus necesidades colmado, pero picaba el agujón de las inconformidades y se imponía con sutileza el veneno de las comparaciones y la duda, él sin esfuerzo llevaba sus pretensiones, sin ensoñaciones se propuso conducirla y hundirla sin respiro en el realismo bello y sucio que permea cada acto vital, cuando unieron piel con piel, vulva y falo, se presentó no como como claro varón mítico , vino sin relicarios ni limpieza, la condujo a un oscuro rincón, pensó que esa era una prueba para la supervivencia del amor, se olvidó de las urgencias de Nereida , la sometió a la catadura de lo cotidiano y fue la primera vez de mucho a pesar del camino desandado, de la virginidad perdida y el estatus de infeliz casada ya olvidado.

Por primera vez inhaló alcohol y con qué gusto, se sumergió y nadó acompañada sin temores anhelante de probar lo no vivido, por primera vez sintió el miedo a la perdida y el desgarro de quedarse en la nada, por primera vez fue, volvió y regresó de umbrales cálidos y seguros a los sitios más oscuros y umbríos desde la casa de otra hasta la propia, por primera vez abrió la puerta trasera de su cuerpo a un deseado vecino, por primera vez concibió un hijo o hija y truncó la vida por venir , él fue la primera vez de todo o nada, la primera vez de un viejo amor futuro, pero por más que Nereida le pida que se quede, que acompañe su otro cuarto siglo de existencia él se ausenta para ser la figura recurrente en la cuarta mitad de la vida de Nereida, fue el mejor ejercicio para arrastrar los pies por tierra y seguir buscando.

 

 

LA CUARTA MITAD

Buscadora, has estado 15 años de andadora, te acercas a otro cuarto de siglo, la Nereida está en el año cuarenta de su existencia no sabe si en su justa o injusta mitad, si en medio de la incertidumbre o la certeza de que el fututo es otra mitad de pesar o gloria, está de frente a  su pasado y su futuro, sin ganas de un presente que se le antoja fantasmagórico, agónico…

En el pasado decía que a los cuarenta quería tener un techo y lo tiene pero no suyo, quería un buen hombre y lo tiene pero la quiere solo lo pertinente,  quería tener hijos y los tiene pero no lo suficientemente adultos como dejarla florecer en una etapa que dentro de diez años se comienza e envejecer, las canas comienzan asomar donde con más vigor se siente la alegría de vivir  y anuncian vocingleras que el tiempo fenece sin ruido e implacable.

A los cuarenta es una esclava moderna, completa. Voluntaria o involuntariamente convencida, en el trabajo por el que le pagan, vive la entrega sin descanso, estimulada por el látigo invisible de las exigencias científicas, académicas, el prestigio y otras basuras innecesarias pero persistentes y encima con el esbozo de una sonrisa dice que es su mayor realización personal. Pero en el hogar la casa de otra u otro es donde la realización personal se convierte de sueño imposible en la más aplastante y gloriosa realidad , allí cocina, limpia, sacude polvos, ordena los desastres cotidianos, recoge los niños, lee cuentos, hace postres y estudia nuevamente la primaria, ve la tv y escucha música, su música, en el espacio propio,  cuando los demás navegan en sueños,  y duerme, solo duerme cuando los hijos han orinado 3 veces , pero antes  en actitud hercúlea le corresponde satisfacer urgencias ajenas y a veces solo a veces propias, aquí es donde “su hombre dulce, amado y tierno” se ocupa de recordarle sin palabras que su sexo externo  y escandalosamente visible es diferente al suyo secreto y discreto y le otorga la supremacía, a veces siente que la tatarabuela esclava transpira su piel.

En la cuarta mitad se ha puesto como en su cuarto de siglo frente al espejo, frente a la vejez temprana, a la agonía de los últimos atributos que le quedan, con la certeza de que ahora solo ahora podrá regar las ultimas gotas de juventud y rendir sus guerras. A los cuarenta ha decidido mirarse en otro espejo de adentro hacia fuera, ve lo que no es y creía ser, o mejor lo que quiso creer, frente a la certidumbre de que la vida no es más “ que un divino guión”, ( clarividente Habana abierta), está de nuevo ante un falso idilio construido, del que saliendo se queda desnuda sin pasado, sin futuro, frente a la otra mitad de la existencia que le queda y con la que no sabe qué va a hacer , preguntando si vale la pena seguir andando, buscando.

Está de frente a los cuarenta vividos donde comienza el ciclo de la otra cuarta mitad, si los genes familiares no fallan.

There are 1 photos availables

Memorias de una letrada ... un cuarto de siglo
Share this post:
Written by pedroernesto
Logo Ifaloyu