Estoy en el Caribe abrazado por olas de calor y la pertinaz llovizna estoy aquí mirando al cielo y respirando la humedad que suele ser elevada en una isla colmada de tentaciones alguien habla con voz elevada y anuncia que tiene en su casa para vender todo lo que no encontrarías en otro lugar y junto al producto que ofrece te regala una sonrisa un comentario actual y hasta un estrechón de manos algo que solo pudieras obtener en un lugar como este de repente un olor irresistible entra a tu sentido y se refleja en el estómago es la señal de que muy cerca alguien se esmera con la cocción de una comida tan criolla como ella misma carne de cerdo asada un arroz moro con yuca y mojito ensalada de verduras y crujiente tachino o como se conoce tostones y una criolla morena que hace gala de sus encantos para vender lo que tanto sudor le ha costado elaborar su carisma es casi un seguro de venta su bondad es la garantía de propinas y de un retorno al lugar.
El bullicio citadino de carretones tirados por caballos coches de medio siglo se explotación y el pregón de panaderos fruteros y vianderos hacen que tu paz sea relativa porque no hay tiempo para dormir ni descansar quieres aprovechar el tiempo y asi mismo un vecino te abraza te besa y te obliga prácticamente a beber de su vaso un buen trago de ron cubano en ese momento recorren por tu mente todas las medidas higiénicas que la sociedad primer mundista ha insertado de manera preventiva para evitar contagios pero un amigo es un amigo y no va a tocar el infortunio en tan buena energia allí lo abrazas n lo besas y como buen cubano compartes su trago de su propio vaso como lo hacíamos en la infancia.
Te sorprende ver el rostro de vecinos y amigos que han envejecido un poco temprano el sol intenso el alcohol y algunos pesares de mas no le han dado otra opción también algunas molestias por precios desorbitantes te obligan a sacar cuentas y en tu mente de manera instantánea una rápida conversión de tasas de cambio en la que convergen euros y monedas locales hacen que en segundos juegues a no ser timado en cada compra.
Intentas contentar a los tuyos con regalos invitaciones y le haces creer que al vivir en el extranjero accedes a una caja de pandora que pateas y salen euros en ese momento lo mas importante para ti es ver la felicidad reflejada en sus rostros el problema temporalmente resuelto el ego de tener a alguien fuera de fronteras que facilite la precaria vida menguando vicisitudes todo as cambio de la obligación que implica la familia el afecto los besos que das despacio para que duren en el recuerdo por más tiempo de el sabor amargo de las lagrimas por los que no volviste a ver y otras que vaticinan la despedida porque es cierto que hay que regresar para seguir batallando por la vida y en esta realidad la distancia vuelve a hacer de las suyas y entonces le pides al señor que te garantice otro encuentro y así las esperanzas vuelven a ser el único sostén y motor impulsor.
Cuando regresas sientes tantas sensaciones recuerdas el sabor de los alimentos que tanto extrañabas el olor el calor de un clima que añoraras cada día, la sonrisa de los tuyos los afectos esas emociones que no tienen precio el mar caribeño y así te vas sin un duro solo con el boleto de vuelta ni siquiera sabes cómo vas a enfrentar la obligaciones por venir pero tienes la satisfacción de haberlo dado todo por los tuyos y aquellos que no alcanzo el tiempo verlos pues les tocara en otra ocasión tiempo optimizado y una añoranza enorme que no podrás compensar con los más caros lujos un precio bien alto por regresar al primer mundo pero querer por siempre… estar en el Caribe…..