Vida y muerte, la gran dicotomía, contradicciones semánticas y filosóficas de antaño y más que eso,  una realidad que convive con nosotros a diario, nacemos de la muerte y morimos de la vida que ya vivimos con temor a acortarla por error o mala fortuna en nuestro camino el cual transitamos generalmente con mesura para extenderlo de manera que valga la pena., un frágil velo hace que aquellos que ya han partido estén muy cerca de nosotros y aun creamos en ello o no,  es cierto que convivimos con un mundo espiritual que nos sumerge en una realidad pocas veces consciente y que nos influye en un porciento elevado en nuestra vidas,  realizaciones y en general en todos los ámbitos de nuestra existencia, ignorar esta verdad,  sería como cruzar una autovía con los ojos cerrados, vivir sin alimentarnos o sin beber agua., la fe sigue siendo ciega y precisamente es este un propósito bien pensado si tenemos en cuenta que nada tendría que ser fácil para lograr que nos diéramos cuenta del verdadero propósito de nuestra existencia.., generalmente muchos vienen a comprender el sentido espiritual de la vida cuando están en peligro de morir o a por enfermedad, accidentes o edades avanzadas donde es eminente la partida, otros tiene revelaciones que asustan y asisten a lugares especializados en busca de orientación y otros simplemente  aprenden en el más allá. Lo cierto es que creamos o no,  nuestro seres queridos que ya no están,  necesitan que seamos conscientes y actuemos en correspondencia,  ellos requieren de nuestras acciones de fe y caridad, porque precisamente después de la partida su único sustento esta en nuestra dedicación  y para eso se requiere tener el mínimo de sapiencia e instrucción espiritual.

Innumerables culturas rinden homenajes a sus ancestros y la suerte y prosperidad de la vida está en dependencia de como honran sus ideas,  sus recuerdos y su legado, prácticas que se han puesto en marcha desde hace muchos siglos y que hoy en día con la modernidad muchas de ellas se han perdido y no me extrañaría que por este motivo la humanidad siga deteriorándose por el nivel de ingratitud que significa olvidar a aquellos que nos legaron entre muchas otras cosas,  las más valiosa que es la vida misma.

Una misa en la iglesia, misas espirituales,  un vaso de agua en alto, una bóveda espiritual, una acción de gracias, oraciones, novenarios, ceremonias en los fundamentos religiosos de egun o muerto,  entre otras pudiera  ser el comienzo de un despertar en al cultura espiritual  que haría  dichoso a nuestro seres queridos que ya no están, lo cual disminuiría los efectos adversos que implican olvidarnos de estas energías vitales para que nuestra vida se manifieste optima en todos los sentidos, siendo el mas importante la salud física y mental. Ser agradecidos siempre ha sido un atributo bendecido por dios, porque para quien  lo crea o no,  algún día tendrá la oportunidad de comprobar por su propia experiencia que existe un velo demasiado fino entre los vivos y los muertos….