La espiritualidad se puede expresar como la sensibilidad que experimentamos los humanos al contacto con los seres astrales. Esta interacción se puede manifestar de diferentes formas, a través de sensaciones de erizamiento,  percibiendo una presencia cercana, viendo sombras pasar, sintiendo olores fuertes, también se produce en la etapa del sueño mediante revelaciones, cuando se siente un peso en la cama o incluso personas perciben que las inmovilizan o hasta tienen sexo con espíritus. Ya en estados avanzados del desarrollo espiritual se puede ver e incluso convertirnos en medios para que los espíritus se  manifiesten al resto de las personas, lo que comúnmente se denomina ¨montarse¨.

Esta espiritualidad no es privativa de ningún tipo de religión aparece en mayor o menor grado en el espiritismo, el palo monte, la regla de Ocha, conocidos popularmente como santeros, o en la Regla de Ifa, los babalawos.

Cada tipo de religión tiene sus características, visibles o no, de manifestación. En el espiritismo predominan los movimientos rápidos del cuerpo y la monta, en el palo, es esencialmente lo segundo al igual que en la Regla de Ocha y a través de ese contacto y el uso de instrumentos de adivinación como el coco, el chamalongo o el caracol se produce la consulta.

Ifa, los babalawos, tienen un contacto más profundo con las entidades del más allá. La primera evidencia de espiritismo en un babalawo es su propio signo, este claramente muestra si el consagrado es sensible al mundo astral sin necesidad de que medie instrumento adivinatorio, pero este contacto va mas allá ya que en esta Regla los practicantes son considerados muertos vivientes por las ceremonias que se les realizan en el proceso de iniciación que dura 7 días.

En su iniciación se les entrega a Orula quien es considerado testigo de la creación de todo lo viviente y que es la única deidad capaz de hablar mediante su propio cuerpo. Se considera el adivino supremo, no tiene hijos, y no ¨monta¨ en cabeza de ningún babalawo, por tanto su contacto con ellos es a través de instrumentos adivinatorios. Pero estos iniciados en esta regla además reciben otros poderes que los acercan al mundo espiritual, los más conocidos son el cuchillo, Orun, Oduduwa y Ozain. Cada uno de ellos amerita un análisis por separado por ser entidades de poderes muy amplios y de un marco de acción y de incidencia especifico en el más allá.

Igualmente el babalawo previo a su iniciación recibe poderes de la Ocha, se lava o se hace santo, y en ambos casos la persona recibe una cantidad de orichas que acompañan a la deidad del cual es hijo, así que recibe los influjos de Eleggua, Chango u Obatalá entre otros.

Por tanto un babalawo en su consulta además de por los signos por los cuales adivina recibe información del consultado a través de sus muertos, poderes y santos recibidos lo que lo convierte en una especie de todoterreno en el campo adivinatorio que puede echar mano a cualquier tipo de tracción para llegar al problema que haya tenido, tenga o vaya a tener el cliente y mejor aun solucionarlo o al menos aliviar la situación.